José Moreno Villa
Atardece. Las mangas de riego culebrean
sus chorros diamantinos. Reverdece el jardín.
Es hora familiar. Las amas cuchichean.
De cada mata surge riendo un querubín.
Fray Angélico hubiera pintado estos rosales;
Murillo estos pañales
y esta cara de virgen andaluza y gitana.
(Un coche fugitivo lleva una flor pagana,
que encandila los ojos de los hombres formales).